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martes, 3 de mayo de 2011

# 5 Querido diario:


Un día normal de una semana normal, lluvioso, gris, pero que promete la llegada del buen tiempo. Él está tumbado en el suelo, pensando. ¿En qué está gastando su vida? Apenas tiene veinte años, pero le pesan como si fuesen cincuenta. ¿De verdad merece la pena perseguir un sueño? Sólo el hecho de preguntarse eso le hace sentirse aún más viejo. Suspira y coge la guitarra. Comienza a tocar, a perderse entre los acordes, y se siente realmente bien, como en casa. Y entonces le viene a la mente la persona en la que menos quiere pensar. Ella. Vuelve a suspirar y murmura aquella canción que a ella tanto le gustaba: "Soñando que me hablaba y me agarraba a sus cuerdas vocales..."

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